El nino, el chico y el gringo, como si fuese el título de un
western, así son los nombres de estos tres líquidos que componen la serie
“Muertes” de Liquideo. Una serie muy dulce que se mueve entre la repostería y la
confitería, mejor dicho anda entre anaqueles de quiosco. Son jugos sencillos
pero divertidos, peculiares, golosos, también coloridos y sobre todo
originales, tienen los tres un punto muy interesante.
Si el responsable artístico de Liquideo, en concreto quien
tiene la responsabilidad de describir sus jugos fuese una persona madura y
hubiese conocido los quioscos de este país hace unas décadas, las descripciones
no tendrían nada que ver con lo que podemos leer en su web, no porque este mal,
sino porque las referencias serian otras, ahora bien muchos de los jóvenes
menores de 30 años no entenderían nada.
Me conozco y por eso no voy a usar las referencias que
primero me han venido a la cabeza, que como decía antes son muy retro, muy
vintage. Bueno tampoco pasa nada, me voy a tomar algunas libertades, perdonar
si alguien no entiende ciertas cosas, pero los vapeadores con más experiencia
vital seguro que sí.
El Chico. La web
lo describe como un macarón de almendra, bien, nada que objetar. A mí me
recuerda un barquillo que se vendía en quioscos y puestos de golosinas
ambulantes, era muy esponjoso y crujiente, estaba relleno de una crema especie
de chantilly. Seguramente el barquillo tenía una composición similar a la del
macarón, con su almendra y todo (lo de todo en este caso, se referiría a lo
escaso de todo). Me ha gustado, recrear este sabor aun de forma casual tiene su
aquel y me ha predispuesto a una cata un tanto especial.
El Gringo. Acepto
también como el anterior, la escueta descripción que Liquideo hace de este jugo
“una verdadera fruta roja de fuegos
artificiales”, bueno lo de fuegos artificiales no lo comparto para nada,
aquí se han pasado. Los primeros caramelos con palo que salieron al mercado
fueron los Chupa-Chus, tuvieron tanto éxito que muchos confiteros con obradores
pequeños, reprodujeron el famoso caramelo y adaptaron sus masas de caramelo a
la forma esférica colocándoles el palito (hoy diríamos que eran clones
baratos).
Yo chupaba uno que
compraba en el quiosco de mi barrio, que estaba buenísimo, era de color rojo y
sabía exactamente como este líquido, yo en aquella época no preguntaba si los
caramelos eran de cereza, fresa o frutas del bosque, solo me importaba que
estuvieran ricos. Ahora con lo líquidos nos hemos vuelto todos unos sibaritas.
Que cosas.
El Nino.Con este
jugo me pasa todo lo contrario que con los anteriores, no tengo referencias, ni
pasadas, ni actuales, ni creo que la vaya a tener en un futuro, a mi pesar.
El fabricante cuando habla de este jugo y de su sabor, hace
referencia al pandan vainilla. El pandan es una planta de hoja parecida al
puerro, muy común y usada en los países asiáticos, por lo que he leído tiene un
sabor herbáceo con matices a vainilla, es más, allí se utiliza como los
occidentales hacen con la vinilla, pero también tiene unas peculiares notas
tropicales, incluso a coco.
Ahora mismo lo estoy vapeando y si tiene ese sabor herbáceo,
me recuerda mucho a un tabaquil de “DivineCouds”, porque también en alguna
ocasión lo he llegado a definir este matiz, como a tabaco fermentado u hoja en
verde, es un aroma muy paculiar, pero aparte de esto la vainilla está muy
presente y un dulzor frutal muy curioso que lo redondea. No es de los líquidos
que yo vapearia a diario, pero si ciertamente agradable para saborear
puntualmente por lo complejo y curioso.
No hay comentarios:
Publicar un comentario