Hay cocineros o reposteros que trabajan usando
fundamentalmente su intuición, esta, de vez en cuando los premia con alguna
asombrosa receta que durante un tiempo les proporciona muchas satisfacciones. A
partir de ahí algunos de ellos se convierten en chamanes y sin mucho más
esfuerzo que su discurso pretencioso o populista consiguen un buen numero de
admiradores, que elevan sus propuestas en poco tiempo a un ficticio paradigma
de excelencia. Otros prefieren el camino de la búsqueda, se convierten en exploradores,
deciden buscar, estudiar, entender y basar su obra en lo que la experiencia les
dicta.
Empezar diciendo, que esta reflexión viene a colación de una
lectura reciente (El retorno de los chamanes de Víctor Lapuente) y que no tiene
nada que ver ni con la cocina, ni con el vapeo, pero sus reflexiones se pueden
extrapolar perfectamente a otros muchos aspectos de lo cotidiano.
Ni el que ejerce de chaman, ni el que lo hace de explorador
están en condiciones de ofrecernos lo mejor, ni lo más justo, ni lo mas ético.
Pero como escribo este blog para dar mi opinión particular, yo suelo rehuir a
los chamanes, me dan más confianza los exploradores que basan su trabajo en las
experiencias propias y extrañas, suelen ir dando pasos más cortos, pero
continuos y seguros.
Este preámbulo para explicar, que por el contenido de los
artículos anteriores dedicados a “Alchemy Carlitos” le
podría haber dotado de cierta connotación chamanica al denominarle “El
chef” y mi concepto de él, es precisamente el de su antagonista, un
explorador.
Me quedaban dos de sus productos sin catar, el RYX y el
Grand custard baked, lo único que no me gusta de estos dos líquidos es como han
sido bautizados, entiendo el buscar referencias que den pistas, pero esto puede
llevar a la equivocación, ya que niel primero es un RY… al uso, ni el segundo
una crema horneada dulce y avainillada.
Vayamos al lio:
RYX. Un tabaquil
que de entrada y a diferencia de la mayoría de los denominados de forma
similar, realizados sobre tabacos virginia, este su base es un tabaco turco muy
aromatizado, endulzado con un caramelo de azúcar muy suave y los matices de los
frutos secos tostados, que redondean el conjunto.
Entra en boca suave, pleno, redondo, sabroso y fácil. Su
espiración nos da un vapor denso y lo más importante, queda largo en boca,
dejándonos saborear, enseñando todos sus matices.
Es una pena que no tenga ni un mililitro del Baltazar, pero
me atrevería a decir que la base principal de él ha sido este RYX, si mis
recuerdos sensitivos no me fallan.
Grand custar baked. Después
de una copiosa comida, es de agradecer que los postres no sean pesados y
empalagosos, pues este es el gran merito de este líquido. Es una crema de
vainilla horneada, suave y rematada con un toque de azúcar tostado, ¿una crema
catalana?, pues no, su sabor es ligeramente astringente, seco , que fija en el
paladar el dulzor rico de esta crema.
No se la composición de estos líquidos, pero sí que por su
untuosidad son ricos en VG, dando muy buena densidad de vapor, las etiquetas de
estos dos, no sé si por ser las primeras diseñadas flojean un poco, pero por
ponerme un poco exquisito y no ser excesivamente complaciente. Enhorabuena una
vez más, me quedo apurando las últimas gotas de estos magníficos jugos.
Desearos como siempre un rico vapeo.
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