En marzo del 2012, en una reunión familiar en la que nos
juntamos alrededor de 20 personas, de las que algunos eran niños, había 9 fumadores empedernidos, una casa
llena de humo, alguna mascota escondida, mucha alegría y risas.
Casi ninguno era
consciente del problema del tabaquismo. Algunos cuando iban hacer deporte, se
les salían parte de los pulmones por la boca, pero era por el esfuerzo. A otros
les dolía el pecho por la noche, pero era causa del estrés, como las jaquecas o
el insomnio. Los ronquidos de prácticamente todos eras problemas nasales. En
fin, cosas normales en adultos que no quieren o no pueden, reconocer un problema.
En marzo del 2015, en una reunión familiar, igual a la
descrita con anterioridad, de los 9 fumadores, queda uno al que aun he sido
incapaz de hacerle probar el vapeo, 2 son prácticamente vapeadores, pero siguen
intercalando el tabaco, otro no sé exactamente su relación actual con el
tabaco, yo se que fuma, el resto somos vapeadores, en casa sigue habiendo mucha
alegría, risas y la mascota que es la más lista de todos corretea sin ningún
problema por toda la casa.
Las casas no huelen a humo, ni la ropa, los deportistas
tienen agujetas, ya no hay tanto estrés, porque el pecho no duele, el insomnio
es puntual en algunos casos, las jaquecas se han convertido en dolores leves de
cabeza ocasionales. Por no extenderme tanto y que esto parezca proselitismo
barato os invito a leer un artículo en este mismo blog, titulado “Dos años sin fuma”,
escrito prácticamente al comienzo de esta bitácora.
La calidad de vida de mi familia, sobre todo la de mi pareja
y la mía, de las que puedo sin duda dar fe, ha mejorado sustancialmente gracias
al vapeo, siempre daré las gracias a mi hermano Daniel por ser pesado y
convencernos de los beneficios de vapear, en vez de fumar.
Y por ultimo lamentarme de la clase política, que siempre
antepone los intereses económicos a cualquier otra cosa, como en este caso es
la salud de los ciudadanos.
¿Tendremos que vender
nuestro voto?.
¿Seremos número
suficiente para que algún partido se comprometa con el vapeo?.
¿Serian capaces de
contradecir a las multinacionales tabaqueras y farmacéuticas?.
¿Qué valor tienen los trabajadores, que viven de este sector,
para los políticos?.
¿Cómo se amortizaría
el dinero invertido?.
¿Y la ilusión y el esfuerzo de empresarios y autónomos?.
¿Interesa luchar contra el fraude, o queremos que surjan de
las prohibiciones, mercados ilegales que se aprovechen de ellas?
Ante estas incógnitas y muchas más, surge el desasosiego. Yo
no quiero volver a fumar, ni a vapear cualquier cosa y a cualquier precio.
Habrá que tomar medidas, debemos ir buscando alternativas por si acaso.
Mientras tanto, os deseo un rico vapeo, que os inspire y llene vuestras cabezas de
ideas.
Y lo que me alegro yo de tener una familia con menos humo!!
ResponderEliminarCon respecto a la política, es interesante ver cómo en Inglaterra el sistema sanitario se está planteando dar gratuítamente un cigarro electrónico a todo aquel fumador que quiera hacer el cambio. Piensan que les saldría mucho más rentable, que subsanar todo el gasto sanitario ocasionado por el tabaco.
Un abrazo!